No importan las razones de peso que aportes ni las veces que lo hagas: para gran parte de los arqueólogos, la arqueología virtual siempre será cosa de modernos, enteradillos, frikis dentro de lo friki, y arqueólogos de segunda que no saben mostrar sus conocimientos escribiendo un artículo de verdad. Sí hombre, por ejemplo un artículo sobre la tipología de la cerámica de paredes finas del tercer tercio del siglo I a.C. en el área sur del litoral tarraconense según Mayet. (¡Ay!) Eso es Arqueología. Eso es Historia. Lo demás son paparruchadas de quien quiere y no puede. Juegos de niño muy bonitos pero desgraciadamente inservibles.
O, al menos, eso es lo que nos quieren hacer creer.
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Estratigrafía visualizada con toda su información desde un sistema teleinmersivo, en un trabajo dirigido por Maurizio Forte. Como podéis ver, la arqueología virtual no son sólo reconstrucciones de vida alegre. Ni mucho menos. |
Está bien, igual tampoco son tan extremos, pero todos me habéis entendido. En algo sí que tienen razón, pese a todo: nos achacan repetidamente que la arqueología virtual no es el fin de la Arqueología sino simplemente una herramienta, que las investigaciones de calado son las que se hacen como toda la vida, rebuscando entre libros, artículos y diarios de excavación. Y, como digo, tienen razón. De hecho, esto es algo que los que nos dedicamos a la AV llevamos diciendo mucho tiempo. Pero, ahora bien, cuando les hablas de las posibilidades científicas que tiene esta disciplina, el constructivo debate que se genera durante la ejecución de una reconstrucción virtual, las hipótesis que pueden completarse o modificarse con el estudio detallado de un escaneado láser o una estratigrafía tridimensional, etc., parecen hacer oídos sordos, defendiendo el honorable baluarte de la investigación tradicional a capa y espada. No quieren ver que la investigación tradicional es algo necesariamente compatible con la arqueología virtual. Es más, sin la primera no existiría la segunda, pero también es de justicia decir que la segunda puede enriquecer mucho a la primera.
Uno de los grandes problemas, quizás en la raíz de esta especie de odio irracional a la virtualización de la Arqueología, es la confusión que existe todavía hoy entre "arqueología virtual" y "reconstrucción virtual". Y, del mismo modo, entre "reconstrucción virtual" y "reconstrucción", a secas. Aquí podéis ver dos vídeos que, pese a que dicen muchas verdades, confunden todavía "arqueología virtual" con "reconstrucción virtual". El todo con la parte.
Pero, ¿por qué se comete este error? ¿cual ha sido la evolución de la arqueología virtual?
Durante mucho tiempo, los grupos de trabajo arqueológico que elaboraban una reconstrucción tradicional, normalmente pictórica, contaban con el trabajo de un artista al que daban una serie de directrices sobre cómo creían que era tal yacimiento o edificio y éste les ofrecía una serie de bocetos más o menos imaginativos que los arqueólogos, como el testigo que recuerda la cara de un delincuente a la hora de hacer una reconstrucción facial en comisaría, debían ajustar a lo que ellos entendían sobre el Pasado investigado.
Las reconstrucciones virtuales, sin embargo, son algo distinto: no se construye un modelo "artístico" y aproximado sino que se busca la precisión a ultranza y el trabajo ya no está hecho por artistas sino por arquitectos o diseñadores gráficos (está bien, estos últimos sí son artistas). Así mismo, el proceso de reconstrucción no es puntual e inamovible sino que está, durante toda la investigación arqueológica, en continuo desarrollo. Las posibilidades de ser históricamente correctos se incrementan de esta forma notablemente pero también, no lo olvidemos, las de perder la capacidad de sugestión y quedarse en una fría y precisa reconstrucción que no muestra realmente el pasado sino una abstracción arquitectónica y perfecta del mismo.
El salto cualitativo y cuantitativo llega de la mano de la arqueología virtual. Esta adopta y mejora las reconstrucciones virtuales, que pasan a formar parte de ella, pero, por otro lado, es mucho más que eso. La arqueología virtual es la plena integración de los medios tecnológicos en el estudio arqueológico. Ahora los trabajos de virtualización están realizados no solo por arquitectos o diseñadores gráficos (y cada vez menos estos últimos) sino también por programadores, topógrafos -muy conocedores de técnicas de registro geométrico del terreno- y, sobre todo, por arqueólogos. Las reconstrucciones virtuales ya no son, ni mucho menos, aquellas imágenes de carácter fundamentalmente artístico que se llevaban a cabo antes de la era digital pero tampoco son -o no deberían ser- las desnudas reconstrucciones virtuales de hace unos años, privadas de cualquier atisbo de naturalismo. La propia arqueología virtual cuenta con otros medios, más allá del de la realización de reconstrucciones, para enriquecerlas: el uso cada vez más extendido y accesible de escáner láser y fotogrametría para la correcta documentación; las posibilidades del pdf 3D para la presentación de datos escalados donde se pueden tomar medidas, presentar diferentes secciones y vistas de las estructuras documentadas, etc.; las puertas a una divulgación cada vez más dinámica que abren las aplicaciones de realidad aumentada y los motores de juego; etc. Y esto por poner sólo unos ejemplos.
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Reconstrucción virtual de una bomba de agua islámica. Muchas veces se olvida pero las reconstrucciones virtuales no sólo atañen a la arquitectura. |
La rápida evolución de la disciplina, sin embargo, hace que mucha gente crea que todavía nos encontramos únicamente en la fase de las reconstrucciones virtuales o, incluso, ¡en la de las reconstrucciones artísticas! Cuesta todavía hacer comprender que la arqueología virtual puede aportar a la Arqueología tanto como la arqueología del paisaje, la arqueología de la arquitectura, o la geoarqueología. Todas ellas son ramas de la "ciencia" más multidisciplinar que existe y creo que todas merecen el reconocimiento de sus aportes.
Tengamos en cuenta que, a principios del siglo XX, sobre todo en el mundo de la Arqueología Clásica, los que recogían pedazos de carbón o pequeños huesecillos también eran considerados como frikis: su tarea era demasiado extraña, minoritaria o cara, como para darle una posibilidad en el mundo de la Arqueología. Hoy en día nadie duda de la importancia arqueológica de recoger muestras carpológicas, por ejemplo. Estoy seguro de que ese es el camino que va a recorrer la arqueología virtual y que su reconocimiento irá in crescendo -quizás de modo alarmante- durante los próximos años.
Siendo así, y viendo la que se nos viene encima, quiero recordar que la arqueología virtual sólo es eso: una rama de la Arqueología que debe ayudarnos a crear conocimiento histórico y no distraernos de ese fin. La Historia siempre por delante.